Ella tiene una sonrisa abierta, la expresa cotidianamente, sus ojos brillan saltando cuando se emociona. Pero también tras esa pared hay una constante melancolía, una incertidumbre disfrazada entre sus dientes. Ella cree que sonreír hacia afuera le ayuda, aún a pesar que la alegría no se acuna en su interior. Ella es una disidente de la realidad, los sueños y su caudalosa magia la envuelven de tal modo que se adormece al creer que el mundo es lindo, y lo es; sin embargo, ella es Alicia y vive en el país de la maravillas. Y es que ella es tan maravillosa, bella, atractiva, que es mucho más fácil camuflarse en ese mundo de ilusiones, en esa selva de árboles coposos de las fantasías. Ella rechaza mi soberbia, mi egocentrismo, agregándole cierta tara patológica a mi conducta. Sin embargo, su tema de conversación es su vida (a veces el único), sus triunfos, su carrera y todo lo que ha logrado con ello. Hasta ingresa por la puerta principal cuando los egocéntricos entramos p...