Desde el fondo de mis venas
fluye el ardor de mi voz escondida.
No voy a escapar como el aire
porque no quiero asustarte
vuelo por mis pasajes internos,
me desaparezco entre mis infiernos,
en mis cielos me desvanezco.
Yo me escapo por los parques deslumbrados,
me abrigo con los desamparados,
entre canciones eternas,
y siempre la recuerdo,
su atuendo ya no me confunde,
ya no escapa de los monstruos asesinos,
simplemente no aparece.
Su aroma ausente, lejano, escondido,
trasciende por los pliegos de mi camisa,
avanzando lentamente hasta mi cuello;
como un soplo divino que sacude mi piel
para desaparecerme...
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