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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Tribulaciones en la madriguera...

Justo un día antes, soñé. Una historia larga. Esa vez, mi sueño, pareció enviarme una premonición algo peculiar. Pobre Shakespeare, Ayy William, William, que pendejada es esa. Lo cierto es que en el mundo onírico de aquella madrugada, Dios era un escenógrafo, y estaba arriba, sobre la parrilla, moviendo las lámparas, alumbrando a donde se le plazca. Abajo, el hormiguero removido revoloteaba, sobreviviendo como pueden, total, ¿Hay otro modo de sobrevivir? En todas las escenas, luces azules o fucsias, unas tenues, otras duras, violentas. Quién sabe por qué, en ese momento tuvo que iluminarme a mí, con una lámpara de luz amarilla, intensa, de forma redonda, como en los conciertos. Fue iluminándome, de la misma manera en que perseguiría una rata por un laberinto de hojas secas. Mierda, William, no es una frase bonita, nada más. Ese día, me di cuenta que Dios estaba arriba, porque si hubiera estado abajo, lo mataba, quién sabe cómo. Teniendo como prefacio este argumento surrealista