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Mostrando entradas de marzo, 2015

Contar sin contar nada...

Cada pasaje tiene su música, sus arpegios, sus conjugaciones, sus apariencias, sus aromas. El ritmo circense retumbando entre la confusión de los aplausos en que el equilibrista sobrevive a su insania. El calorcito tierno chamuscando las tripas de los cobardes, el reviente de las brasas enrojecidas sancochando la carne del narrador de cuentos que permanece obnubilado en su hemisferio surreal frente a la orilla del fogón. La magia de sus historias tiene un retumbe como de ultratumba, las nueces también sancochadas se  sienten rancias, el narrador las mastica sin saborearlas, no se detiene. Y el fuego arde que arde, como todo. Y el carbón naranja reventando chispas doradas, amarillas y azules, las cenizas sonrojadas por la fiebre. El cuento cada vez más profundo más raspante. El viejo inventa lagos cristalinos donde algunas musas salen a bañarse antes de ocultarse el sol, detallaba con ademanes mímicos los gestos de ellas jugueteando con el agua. La suavidad de su voz hace visibilizar y