Ahora visitamos la zona de Chetilla, nos alojamos en la casa de lafamilia Alegría ubicada en el caserío de Mawypampa. Me reciben bien, aunque a ratos noto que la gente tiene temor cuando mi lente busca encuadrar sus miradas y tirar del botón. Había quedado encontrarme con un amigo, pero este ya había salido del lugar con destino a Cochapampa. Estas imágenes son una breve muestra de lo que encontré en esa zona, de quechuahablates, fuertes y trabajadores pobladores, población envuelta de múltiples problemáticas que van a ir distinguiendo en cad auna de las fotos.
Me resulta complicado hacerme a la idea de que la felicidad es un compromiso. Si bien es cierto es un ideal, una necesidad intrínseca de todo ser. Apelar a la felicidad es producto de la inercia misma de vivir. Es por ello que referirse a la felicidad como algo que se puede “hacer” podría interpretarse como impropio, como “hacer el amor”. Todos suelen “hacer el amor” siempre que tienen sexo. El amor no se puede hacer, la felicidad tampoco. Pero podríamos, a manera de travesura, cambiar el término “hacer” por “construir”, encontraremos otra forma de percibir la felicidad. Cada vez que he creído apreciar la felicidad me ha sido incluso muy complicado identificarla. Es posible que a muchos de nosotros nos haya pasado algo parecido. Hablamos de sensaciones. Entramos a un campo elevadamente subjetivo, tal vez de un conjunto de expresiones internas que aparecen como fruto de la relación causa y efecto. Reconsiderando que la felicidad es un estado u efecto positivo, deberíamos reconoce...
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buenas fotos: sentimentalismo+ realidad