Haciendo un análisis de la coyuntura de nuestro país, nos encontramos con un ejemplo bastante interesante de analizar: Salomón Lerner comparece en la presentación de su gabinete ante el congreso el 25 de agosto del presente y anuncia lo que parece representar una subasta de las riquezas nacionales al mejor postor, ¿Quién da más? Lerner asegura haber llegado a un acuerdo con las empresas mineras comprometiéndolas a pagar un gravamen de 3mil millones de dólares, una cifra inquietante comparada con lo alcanzado por el vacilante gobierno de Alan García que logró recaudar miserablemente el monto de 2,282 millones en cinco largos año. Esto a lo que muchos medios consideran un triunfo histórico, también puede hacernos comprender el tamaño del gigante con quien nos enfrentamos.
También nos deja con la constante pregunta de que si Ollanta Humala que era el candidato que remecía la bolsa de valores, que crispaba al empresariado extranjero, resulte alcanzar esta cifra tan jugosa y el otrora representante del “partido del pueblo” Alan García Pérez, se haya contentado con esa miserable suma en su período. Sin duda deja mucho que pensar y hasta para lamentarse.
Con esto se ha dejado claro que el país aún sigue en subasta al mejor postor y hay amos empresariales que pueden comprar el rumbo de un sector no importando cuanto cueste, ellos llevan el timón, nosotros recibimos la plata y a cambio aceptamos toda la oferta de injusticia que este contrato entre el desgobierno y las empresas mineras acuerdan.
Las empresas transnacionales tienen sus propias políticas, las mismas que se manejan aisladamente, postergando la responsabilidad con la comunidad. Minera Yanacocha en Cajamarca, por ejemplo, asegura no haber desarrollado un foco de contaminación del agua a través de su sistema de lixiviación tajo abierto sin embargo se sabe que el agua que consumen en sus plataformas en el campamento minero es agua envasada que compran en inmensas cantidades para consumo y hasta para higiene, mientras que la población quien se ha visto afectada por la falta de agua se ha visto obligada y casi siempre por desconocimiento un agua contaminada y que para colmo se ha visto restringida a apenas cuatro horas diarias. En esta política donde ganan unos cuantos y sufren miles de personas es cómo podemos notar con mayor claridad quien tiene verdaderamente el poder, sobre todo cuando notamos la inactividad e ineficacia de nuestras instituciones de gobierno, la prensa y en momentos hasta la ciudadanía permanece dormida ante todo este tipo de injusticia.
Este aparato empresarial sigue siendo una colonia, pero esta vez es una colonia global que nos perjudica.
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