La noticia, como práctica profesional ha ido creciendo conjuntamente con el tiempo, puesto que influyen en los comportamientos de la gente, generando una expectativa que los puede situar en el presente, dimensionándoles una realidad, cercana en la que el público participa. Una de las formas de reconocer que una noticia es buena, es evaluando como es que esta se comenta y el comentario puede hacerla perdurar en el tiempo. Sin perder vigencia o importancia. De este modo el público mantiene relación con su realidad. Eso quiere decir que todos somos portadores y difusores de la noticia, tenemos una tarea mediática. Sin embargo debemos considerar que la objetividad que emplea el periodista no necesariamente será respetada por el medio. Tampoco será respetada por el que recibe la información, pues cada quien observará o reconocerá en la información lo que para él sea mas necesario.
El trabajo del periodista se puede señalar como un ente que interpreta la realidad, que recoge datos, los analiza, los organiza, describe y anuncia una noticia, Justamente aquí hay que entender que lo que logre recabar el periodista es su versión, pues ha utilizado sus propios criterios para distinguir que datos involucrar en la noticia y que otros hay que desechar. Toda noticia es manipulada. En sí, es un tema de decisión, por ende debemos entender que la veracidad no es necesariamente la verdad, no hay objetividad desde que hablamos de criterios. Además quien es capaz de definir que noticia es interesante y que otra no, si esta es en primera instancia una decisión del público. Y el público es quien a veces se ha hecho consumidor desmedido de sensacionalismos, de patrañas y chismecillos que calientan el ambiente farandulero. La etapa de la información que hacía pensar, se ha ido esfumando aceleradamente, ahora la noticia cumple una tarea distractora.
Algo que rescato y me parece bastante importante es que todos tenemos una necesidad de estar informados y creo que se debe a una necesidad humana, por el simple hecho de vivir relacionados con otros seres vivos. Viéndolo desde un ángulo funcionalista me apresuro a decir que la sociedad misma exige noticias, exige plantearse una performance de realidad, de la que todos seamos concientes. Eso también genera que los medios encuentren los espacios para ejercer su poder manipulador con las editoriales proselitistas o religiosas, que no hacen mas que acarrear las conciencias de las masas, en si obligándonos a reaccionar o presentándonos una realidad ficticia que podría aproximarse al sometimiento. Un claro ejemplo de esto es la corriente “Chica”, de la época de Fujimori. Aquella temporada en que la criollada arribó a los sets de televisión, ofrendando sus disparates como el inolvidable caso de Laura Bozo.
Me pregunto cuál será el siguiente escalón, ¿Sería justo que el Marketing defina los valores económicos de la noticia y con esto que noticia vale y que otra no?, ¿es agradable saber que cada día estamos menos invitados a pensar y a criticar lo que sucede en nuestro mundo cotidiano?
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