Tengo el corazón sin latidos
y los latidos padecían de armonía
se mudaron al infinito
donde el camino de regreso
no es más que una grieta en lo profundo.
Fuiste mi primera y última vez
quizá mi única vez.
Mi principio y mi descubrimiento,
mi conquista y toda mi riqueza,
y cada latido que resonaba en tu pecho
era más que mi vida.
Era la estrofa más sublime entre mis versos
la copla más romántica entre mis sueños,
ella lo era todo y todo lo dio;
así como cuando la luna entrega la luz
y la puedo mirar mientras duermes.
así como cuando el viento trae aire y vida.
Así era para mí, toda ella.
Cada latido se arrastraba en la agonía
y se nublaba mi cielo y mi lluvia era helada,
el frío y los compases de las gotas
me invitaban al olvido,
a volverme contra los latidos y hacer
que el reloj marche al contrario,
que el tiempo marche al contrario
o que yo deje de marchar.
Había un guión en sus labios y
su corazón lo interpretaba
ella sabía lo que le diría,
sus respuestas aparecían en mi agenda
pero sus lágrimas se escurrían
en cada momento nuestro,
que el presente se fue devorando
de forma carnívora y egoísta.
Fue un espacio, donde el fin parecía
ser más que las letras al final de la historia.
Apenas un abrazo parecía desecharla antes
de fortalecer su corazón.
y las preguntas que enjuiciaban mi conducta
y las respuestas que incriminaban mi accionar
cada palabra, gesto y latido
era un segundo tras segundo que especulaba
una despedida sin entendimientos,
con negativas apresuradas, pero sinceras.
Lo he dejado todo y no sé donde fue
y cada vez se me agota la vida, se esfuma.
Se aleja de mi, a pesar que
tengo el alma asfixiada, el
corazón envuelto en sábanas oscuras.
Parece que mi boca se contagió
del amargo de la incertidumbre
y todo lo que pruebo amarga, aunque sea delicioso
el vómito y mi alimento coincide en el sabor.
Escupo mierda tratando de librarme de esa carga
pero parece estar hecha de concreto
porque me aplasta de forma abusiva
y tengo más miedo que tú
pregúntale a mis latidos
tengo más rabia que tú, sino pregúntame…si te atreves.
estoy más quebrado que la desgracia
parece que piso sobre algodón
o patino sobre un mar de clavos
y cada canción parece reclamarme algo
y cada frase parece azotarme contra la pared
y ya no puedo hablar de ti
porque te quiero y justamente por eso
tu me quieres enseñar a no pensar en ti
pero no se qué diablos pido yo
y probablemente nunca tenga una respuesta que te guste
seguro que ni te interesa saberlo
pero si hoy tocaras mi pecho
quizá, y sin querer te dieras cuenta
que fui yo quien te perdió a ti.
Ahora solo me quedan unas cuantas lágrimas,
sólo para llorar un tiempo
un corazón vacío y una oración
para que duermas tranquila
mientras que yo regreso a mis pesadillas.
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