Él se había transformando increíblemente en un
ser pausado, sereno en todo momento y hasta holgado en las circunstancias en
las que con anterioridad acostumbraba exasperarse escabrosamente, creyendo
desde su egocentrismo tener siempre la razón. Se pasaba todo el tiempo pensando
y repensando. A juzgar de su manera de
vivir, su extremada soledad, su poca relación con el afuera, se podría decir
que pensar no le dejaba vivir, parecía siempre encerrar en su interior una migraña
incesante capaz de destruirle las mañanas y las tardes, las buenas vibras y los
sublimes planes. Las canas empezaban a cundir por su cabeza dando muestra de su
vehemente forma de reaccionar, su colérica, directa y terca manera de ser.
Su nuevo semblante inspiraba una calma
placentera que ni el mismo había experimentado en ningún momento y en ningún
lugar. Había por fin logrado dejarse el cabello tan grande como pudiera, para
trenzarlo y soltarlo hacia la espalda como siempre soñó, sonreía. Su voz poseía
una cuota de brillo que le daba mayor encanto mientras se expresaba. Se había pasado semanas enteras pensando en
el amor, sus chispas de emociones y sueños que se entremezclan hondamente con
la felicidad. En sus momentos de calma, alejado de su locura empezó a pensar si
alguna vez se había enamorado y encontró que habían sido muchas las veces, no dudó en comprender que la última pareciera
ser siempre la primera.
Karol, ha pasado gran parte de su vida
tratando de armonizar para sí mismo los conceptos y teorías suficientes que le
permitan explicar el por qué tenemos los humanos esa tendencia a creer en el
amor, cuando muchas veces este ha surgido como una limitante para su propia
condición humana, considerando entre estos casos las diferentes veces en que
algunos decidieron quitarse la vida por amor, “que tan desagradable ha de ser el amor; dijo; que han decidido matarse
por él”. Fue el punto de partida que vertió un mar de preguntas y propias
respuestas ligados a enigmas que el joven empezaba a recoger como iniciando el
proceso de una investigación capaz de explicar la existencia del amor. Así que
no demoró en tomar su vida como un libro y recorrer entre sus páginas para
hallar los acontecimientos que le proporcionaran argumentos claves para iniciar
la definición.
-¿qué es el amor?; le pregunto Sofía.
-Yo pienso que es magia; le respondió; por
ejemplo, cada vez que me he enamorado he vertido en mi pintura colores capaces
de hablar por mi y he encontrado tu rostro sonriendo, los colores eran vivos
mientras tú estuviste aquí, sin embargo con el tiempo se fueron tiñendo por una
neblina azul que escondió tu brillo, dejando un pálido ocre de azulejos
enfriando el fuego que me movía, que me hacía creer en ti, la ilusión. Yo
siempre estaba despierto, todo era mágico…; su voz mantenía la misma vibración,
él se encontraba sentado delante de ella, su espalda se encontraba con el pecho
de Sofía, ella por su parte solamente atinaba a escucharlo.
Él pensó varias veces en que el amor era una
búsqueda, que recogía aspectos tan importantes como la aceptación, la capacidad
de decisión, la identidad. Karol creció envuelto en mil teorías al respecto, es
decir buscó los argumentos necesarios para definirse, aceptarse y reconocer
quien era, además de fijarse un plan de acción para el mismo, un plan de
futuro. Tardaron varios años para que vaya madurando esas concepciones. Al
inicio el amor para él se mostraba ausente porque muchas de las cosas que
circulaban por su cabeza recogían la carga de experiencias duras y complejas
que lo desequilibraban, haciéndole perder el rumbo de su búsqueda. Encontró que
nadie podía amar al conservar vacíos, heridas, rencores y otro tipo de energías
negativas, porque quizá todo eso no es compatible con el amor. Todo lo que se
hace por amor, se hace más allá del bien y del mal. Acudía a grandes filósofos
cuya base era la razón sobre todo tipo de sentimiento y entre ellos eligió al
más radical de todos, Friedrich
Nietzsche quien creía que el amor era un desbordamiento hacia lo ilimitado,
“Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal” aduce en
una de sus frases célebres y es que analizándolo bien, es verdad que todo
aquello desaparece.
-Te has dado cuenta Sofía que el amor no es ni
bueno ni malo, es decir que esos dos términos están sujetos a la cultura y a
los ritmos en que todo el mundo se mueve o se agita al compás de las reglas
sociales, reglas impuestas, los miedos, los dogmas religiosos, lo que está
permitido y lo que no está permitido, lo bueno, lo malo, lo pobre y lo rico, lo
ignorante y lo culturizado, etc. Sin embargo creo que el amor es un espacio
íntimo, incluso cuando hacemos el amor, te desinhibes y puedes desprenderte no
solo de tus posturas ortodoxas y rígidas, sino también de tus ropas y es solo
en este espacio cuando eres libre, y liberas tu afecto. A lo largo de todo este
tiempo que hemos compartido juntos, estoy seguro que la forma como vivimos el
amor fue escarbar en el interior de cada uno, tratar de introducirse en él y
navegar. Al principio nos encontramos maravillosamente, cada quien con el
prototipo de hombre y mujer deseado, yo adorando tu inteligencia, tu capacidad,
y tú quizá mi arte, mi manera de pensar, que sé yo. Al principio iniciamos esta
partida idealizándonos el uno al otro, porque nadie se enamora de quien no
admira. Con el tiempo, pasamos de ese libreto mágico a un capitulo mucho más
aterrizado y parte de esa búsqueda en el interior de cada quien, empezaban a
saltar las cosas, a buscar lo desagradable, lo complejo de cada uno, lo
aceptable y lo no aceptable, como queriendo dibujar a un nuevo ser con todas
tus preferencias. No nos aceptamos, ni tampoco decidimos querernos con todas
las disconformidades, tú en tu mundo extenso y yo en el mío raro. Tú en el
casillero blanco y yo batiéndome en los cuadros negros, inicia ese amor de
disparos estratégicos, de esperanzas, de sueños, un verdadero ajedrez. Quizá el
amor sea esa inusitada y equívoca batalla de estrategias, cuyo objetivo sea
alcanzar que el otro se transforme en lo que tú anhelaste. Eso para mí fue lo
que acabó con el amor, con nuestro amor.
-Es verdad, lo único que esperaba era que te
dieras cuenta de todo lo que te estaba sucediendo, te estabas ahogando en tus rencores,
en tus propios temores, no podíamos apenas conversar, porque tu rabia te hacía
reaccionar de forma grotesca.
-Tú también los tenías…
-¿qué?
-Los temores y los tienes; le dijo, sin
siquiera atreverse a voltear para mirarle a los ojos.
-De pronto lo nuestro se transformó en algo
desmedido, yo me deprimí en cierto momento, pero al principio fue, cuando
sentía que todo esto ya no iba más. Con el tiempo me deprimía cuando estaba
contigo, porque me daba cuenta que te la pasabas renegando, rechazando todo lo
que yo pudiera hacer por ti. Me deprimía sobre todo saber que tú no estabas
siendo feliz. Ahora que te siento más calmado a pesar de haber roto la relación
entiendo que todo tenía que suceder de esta manera, aunque no le encuentre
explicación; dijo todo esto mientras su mano rosaba el rostro de Karol con una
suavidad única.
-Tienes razón, cuando me conociste yo cargaba
muchos vacíos, una mochila difícil, pesada, el autoestima colgando de la punta
de mis zapatos. Me sentía tan derrotado en ese momento que ni siquiera
comprendía que algo hermoso avecinaba, con una sola misión, sacarme de ese
hueco, elevarme hacia un espacio donde yo pueda ver todo aquello y reírme
después a carcajadas como lo he hecho siempre.
-Lo tenías claro siempre, lo complicado entre
nosotros fue comprender nuestros defectos, yo empecé a comprenderte, sabía que
a pesar de que en las discusiones Karol; ella fue dejando su mano quieta en el
brazo de su compañero acariciándola con su mirada encendida, un rostro sudado y
una sonrisa abierta; -sabía que aunque en ese momento no lo aceptabas, en algún
momento lo hacías y fuiste aceptando muchas cosas de ti, admitir muchas cosas
que formaban parte de ti, pero que por tu egocentrismo te negabas rotundamente
a aceptarlo.
El espacio quedó un minuto en silencio, luego
de girar la cabeza hacia un punto donde su mirada no lo persiguiera, eligió el
suelo como el mejor calificado. Volvió lentamente los ojos para atraparse con
la tierna sonrisa de Sofía y le dijo:
-Si te vuelves a enamorar busca que esa
persona no tenga tantos vacíos, ni traumas, ni tampoco heridas que no hayan
cerrado.
-¿Y eso por qué?; le reclamó en tono áspero.
-Porque te pasará lo mismo que te está pasando
ahora. Cuando nos conocimos me encontraste como un hombre verdaderamente
derrotado, verdaderamente hundido, lamentándose por todo lo que no había
logrado, sin fuerzas para trazarse nuevos planes. Tenía muchos temores, incluso
de hallarme en un lugar que no era mío-; su voz se entrecortaba, sin duda
estaba reviviendo esos espacios duros que se habían apilado en su interior al
punto de invadir su vida, su tranquilidad; - Y no sé si fue un plan tuyo, si
verdaderamente llegaste a trazar esta meta, pero sabes, fuiste tú quien me
ayudó a salir de ese hueco, porque lo que yo logré desarrollar a través del
amor fue primero salir de ese cuarto oscuro y a pesar de que eso desencadenara
con el tiempo circunstancias peores para mí, con todo lo que tu lograste
escarbar, ahora estoy bien y me doy cuenta que en el trayecto me he recuperado,
pero te he perdido-; la última frase fue un disparo, él lo entendió hasta después
de decírselo, pero ella replicó:
- Y cuál es el problema con eso.
-Que si te encuentras con personas con fuertes
vacíos, los ayudarás a salir y cuando sientas que ya están fuera te dejarán,
como lo estoy haciendo yo.
-Y eso no me importa, la felicidad no es para
siempre y si yo puedo ayudar a alguien a salir de su hueco lo haré sin
desmayar, sin importarme nada, simplemente he decidido no tener pareja, no
tener hijos, nada de eso por ahora.
La conversación se extendió por largas horas,
Karol y Sofía no lograban explicarse por qué ahora si podían conversar con
altura, al punto de confesarse cosas claramente duras y no lastimarse, de
llegar a aceptar muchas faltas y aciertos el uno con el otro, incluso llegar a
admitir que el amor fue fugaz aunque ambos hubiesen deseado que no. Llegar a
admitir que podían prodigarse afecto sin la necesidad de tener una relación o
tener la claridad de que el amor existe entre ellos. Ambos consideraban que ya
se esfumó el amor. Karol tenía en su mente un pensamiento que hasta Jean Paul
Sartre en algún momento lo analizó: En su
relación con el otro, el hombre busca siempre imponer su voluntad, su proyecto.
De ahí que las relaciones siempre son conflictivas, tanto las de amor como las
de odio. Amar es intentar dominar la voluntad del otro. Odiar es reconocer la
libertad del otro como opuesta a la propia y tratar de anularla.
-Yo me pregunto cómo es que a pesar de todos
los años que ya no estamos juntos aún tiene que suceder esto-; El pecho de Sofía se infló y exhalo
lentamente.
-Yo creo que si nos tomamos el tiempo para
deslindar y aclarar la diferencia entre el afecto y el amor lo tendríamos todo
claro. Todas las personas carecemos de afectos, los solitarios como yo, o las
personas como tú que reciben el afecto disfrazado en otros enseres que parecen
inservibles para tus días, los cuerpos cuando se juntan en una caricia se
nutren de afecto de algún tipo de vibración energética. El afecto es una
necesidad primaria del ser humano, como el agua para la planta, es una
capacidad de interacción que podríamos resumirlo en una sola palabra: dar.
-Como dicen los índigos que cada vez que una
pareja hace el amor esta salvando el mundo-; ríe;-¿Recuerdas?
-Jajajaja sí, somos algo así como súper
héroes, vamos a salvar el mundo, ¿No te preocupa nada?
-No
-¿Estas segura? -; bastó una sola mirada para
responder, estaba claro ambos requerían de afecto empezaron a creer que la
felicidad era tan solo instantes en los cuales se tiene la capacidad de
decisión, tu decides ser feliz, porque la vida no es eternamente feliz. En el film
de Hector Babenco del año 1985 “El beso de la mujer araña” se haya una frase
que encierra esta premisa: “Lo más bonito de ser feliz es que crees que ya no
volverás a estar triste.”; -te quedas con esas sensación Sofía y conforme pasa
el tiempo te das cuenta que necesitas alguna u otra inyección de afecto, amor o
felicidad o un híbrido entre todas estas, yo siento que la necesito.
-Lo más bonito de incluso estar triste, es
reconocer que después necesariamente tiene que llegar la dosis de felicidad. Por
eso dejé de preocuparme cuando me sentía muy triste, porque comprendí, por fin,
que el amor es eso: compartir incluso cuando todo parece perdido para volver a
encontrar momentos de felicidad. Lo cierto es que es de a dos y yo no soy quien
para imponerte mi pensamiento. Sería imposible pensar que necesitamos
"inyecciones de felicidad" cuando todo es perfecto, por eso la
perfección me atormenta.
Las miradas entrelazadas, esa respiración o
quizá la agudeza casi tísica de los oídos con la virtud de alcanzar los
susurros del viento ingresando y saliendo de los pechos, esos pechos que
palpitan como contenidos, rompiendo las paredes de todo. karol siente como si
saliera de si mismo, dejando a su cuerpo adormecerse por el calor generado por
sus pieles en fricción. Él siente que se eleva, que sale de sí mismo, y puede
ver todo lo que está ahí en aquel salón de paredes oscuras, observa el sillón,
su mirada se encandila con colores escalados del gris, desde el blanco hasta la
noche más oscura. Y ellos retorciéndose con un frenetismo parecido al hombre y
la mujer de los cuadros de Sebastían Chelia, “amor” y “amor y psiquis”, ambos
con su cuerpo al desnudo como figuras del renacimiento. Eran movimientos
suaves, entregados que seguían la melodía de una soprano que ensayaba en el
edificio consiguiente, todo un regalo para un momento de desnudes tan ávida. Se
concentra en el aroma a vainilla roseado por todo el recinto, cierra y abre los
ojos como cortando y reanudando la película, ella y él están ahí recorriéndose
el cuerpo como sangre en las venas, supurando de afecto por todos los rincones
de sus cuerpos, sedientos de caricias, de crear tan sólo un instante. Ahí se
deslizaron como anfibios en su charca, saltando de un lugar a otro,
refrescándose con cada rose, beso. Ella lo abrazaba y descansaba sus labios en
su cuello, el casi como un vampiro sediento buscaba sorberle la sangre con la
caricia más tierna, adoraba verla estremecerse de placer y luego sonreír cuando
toda la pasión se consuma en ese híbrido de ilusiones. Luego de toda esa
panacea incandescente, ambos se quedan completamente quietos, Karol regresa en
sí y el oído agudo se concentra en ese latir cada vez más calmado, como un
bombo en una marcha que se aleja, dejando una respiración que empieza a
gastarse. Pasan algunos minutos de completo silencio, ambos ni siquiera se
miran, pero están ahí, ambos en sus cuerpos.
-Sofía, ¿Sabes una cosa?
-Qué.
-Tengo miedo…
-De qué.
-Es que siento como que me invade la culpa.
-Me parece que siento lo mismo.
-Es que, sabes bien que he decidido no
enamorarme-; le dijo mirándola quietamente; y pienso en esto y me dejo claro
que esto no va a volver a suceder, pero me ves aquí desnudo a tu lado… que
puedo decir…
-¿Por qué siempre tienes que decir algo? ¿Por
qué siempre buscas justificarlo todo?
-Porque todo tiene una razón, yo me baso en
razones y argumentos…
-No todo tiene razones y argumentos…
- De todas maneras quiero que esto no
vuelva a suceder nunca más, tienes que
volver a enamorarte, soñar y creer en alguien. Que hay de ese chico del que te
enamoraste.
-No, eso si no.
-¿Por qué no?
-Porque somos tan iguales, que no sé, no
tendríamos nada que compartir.
-Eso tenlo por seguro, sería como escarbarte a
ti mismo, sin embargo siempre creí que con él te iría bien, no sé, podía sentir
celos de otros, pero nunca de él. No tengas miedo a confiar, a creer en
alguien, porque sabes, aunque tú digas que no sucederá, en algún momento
volverás a prender la chispa de la ilusión y creerás como nunca creíste a
nadie.
-Quizá, no lo sé, por ahora no pienso en eso.
-¿Puedes darme un abrazo?
-Claro.
-Tengo que irme, vamos, volvamos a vestirnos y
a tragarnos todo lo que acostumbramos ser, pongámonos nuestras ropas y cubramos
este calor, esta necesidad de sentir las caricias.
-Ve avanzando si te parece.
-Tendré que hacerlo, ¿Te ayudo con los
ganchitos?
-A ver.
-Listo, ya está. Te ves hermosa sabes.
-Gracias.
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