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MANIFIESTO PARA LA LUCHA POR CAJAMARCA

Cajamarca es una ciudad pluricultural, con muchos recursos naturales de gran valor económico. Nos hacen creer que todo lo que hacen las transnacionales está bien y todo lo que hacen las empresas peruanas está mal. Estamos cargando un yugo extenuante, abusivo, donde el ciudadano no tiene derecho a defender lo que es su entorno vital, donde ha crecido, donde ha sembrado y de donde crece el alimento para los demás.

Queremos minería, bien ¿que nos da la minería? – Dinero, grandes centros comerciales, nuevos locales de diversión, ingreso de  grandes marcas. Felices, todos nos volvemos consumistas, malgastadores, porque nos supeditamos a eso, esa es la gran estructura capitalista, ganar y gastar y mantenerse en ese circuito oscilante que beneficia a unos y retrocede a otros. Nuestro país parece la tortita más deliciosa del mundo y nuestro gobierno el cumpleañero infante que quiere repartirla con todos sus amigos pero exceptuando a los de su casa. Es un tipo de egoísmo con el que estamos cegados no sólo el gobierno incompetente, sino las personas de pie, del día a día, convertidos también en incompetentes.  Los que se conforman con ese vertido informativo que también parece relave minero difundido por la radio y la televisión. Ese fragmento que parece ser una película diaria inventada por los grandes guionistas que presiden los principales medios. Nosotros somos los ciudadanos bobos, estúpidos y decapitados, que seguimos creyendo que la realidad de nuestro país es tan bonita como el entremés de “Al fondo hay sitio”. No nos damos cuenta que estamos encerrados en ese paréntesis para no preocuparnos por temas tan importantes  y vitales de la realidad realidad que están aparentemente ocultos en otro hemisferio.

Desde ya ese tonto proceder de los asesinos de la ilusión, los títeres del circo más solemne que canta  voz en cuello “somos libres seámoslo siempre” o los que juran “por dios y por la plata” en vivo y a nivel nacional, resaltando su sarcasmo conchudo para con el pueblo ilusionado. Son ellos los que prometen, los ilusos, los que no tienen poder ni capacidad de gobierno, porque no tienen acciones, no mueven el poder económico. He escuchado a muchos decir que la agricultura de nuestro país debe ser fortalecida: Entonces llaman a varias empresas agroindustriales transnacionales  y les concesionan amplísimos terrenos para que ellos depreden a sus anchas. Vienen con gran capacidad industrial, con maquinarias, tecnología de punta, utilizan nuestro suelo como su chacrita donde pueden hacer lo que se les antoja, se llevan los productos, lo procesan y vienen a nuestro  país sobrevalorados. Qué lindo desarrollo. Y para colmo el Perú deja de ser el primer productor orgánico de productos para convertirse en la huerta de transgénicos de las internacionales.

Lo mismo pasa con la pesca y las concesiones, el Perú se está quedando sin nada y los medios noticiosos siguen hablando del desaparecido y su telenovela romántica. Me sigo preguntando, ¿en verdad somos tan gansos para seguir arrastrándonos por esta atropellante farsa? Lo peor es que el peruano tiene lo peor, rodeados de asistencialismo, de poca participación ciudadana, de poca conciencia, de poca lucha. Al peruano le pueden estar mordiendo las pelotas, pero no dice nada.

Y el Boom minero, que pienso que le llaman Boom porque es una bomba constante, destructiva, lacerante, es otra de las loncheritas preferidas del extranjero, como el gas de Camisea que satisface el frío de los europeos y americanos, sin embargo antagónicamente en nuestro duro Puno, donde mueren muchos compatriotas de frío. Ese es el desarrollo que proponen los falsos gobiernos, los manipulados y servidores del poder. La minería es la misma cosa, a dónde se va el oro después de su extracción, se va al extranjero, porque nuestro país no tiene industria joyera, ni grandes plataformas tecnológicas como para darle un mejor uso a  los minerales, todo lo vendemos, lo seguimos vendiendo y aquí qué se queda. No solo destruyen el ecosistema, destruyen la cultura de los pueblos, destruyen sus valores, su cosmovisión, su habitad, su producción, el agua que es vital no solo para los serranitos como nos llaman, sino para toda la jurisdicción del valle del Jequetepeque que recibe de alguna u otra manera agua de nuestras cuencas. Es decir este no es un problema que concierna solamente a Cajamarca, somos todos los peruanos actores de nuestro desarrollo. ¿Para qué queremos crecer más? Todos crecemos hasta cierto límite, no nos olvidemos de eso, peor luego nos toca desarrollarnos y el desarrollo no lo hace la cantidad de dinero, lo hace la capacidad de gestión, la independencia verdadera de la economía y el pensamiento y la libertad de expresión.

La razón de luchar no es solamente el agua o el oro, es nuestra libertad, proteger los intereses de todo un país para beneficio de todos, y no de unos cuantos que son los explotadores y detrimento de otros que son los explotados. Somos un pueblo que camina para adelante y un gobierno estúpidamente insensible que camina para atrás. El gobierno es del pueblo, no de la CONFIEP, y eso debemos hacer prevalecer en todos nuestros campos de lucha contra la minería y las transnacionales.

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