CON TETA HAY PARA OSO
Hablar de la producción de cine en el Perú ha sido refiriéndonos a la precariedad con la que se han realizado los largos en nuestro país. Desde los inicios del cine, con las primeras presentaciones de imágenes en movimiento a través del vitascopio y cinematógrafo fue tan sólo para los aristócratas de 1890 en adelante. El cine siempre ha tenido la característica de ser un arte costoso, por las diversas inversiones que se deben realizar en la realización de un film de categoría.
La precariedad a la que me refiero es nada más que el tema de la inversión, pero no me refiero a la composición, ahí creo que pocos nos ganan. Tenemos el factor creativo de nuestra mano. Y aún así a pesar de no contar con los fondos necesarios se ha sabido siempre sobrellevar esa debilidad.
Se me hizo necesario remontarme un poquito a la historia del cine peruano, porque para realizar mi crítica respecto a “LA TETA ASUSTADA”, de Claudia Llosa. Es necesario acudir a información que respalde mi posición.
Es en el año 1922 cuando se estrena “CAMINO DE LA VENGANZA”, que reflejaba en su argumento un paralelo entre la realidad y la vida rural, sana y robusta, con la vida de la capital, llena de peligros y miedos. Este argumento sería trascendental en adelante, en el desarrollo del cine en nuestro país. La sociedad peruana mostraba esa división entre lo rural y el centralismo de las grandes ciudades. El cine la retrató por su afán de mostrar la realidad social con hechos cotidianos que se hacían cercanos al público. Fueron esas épocas en que el aumento poblacional de provincianos en la capital empezaba a sentirse. Este es el punto de partida para realizar las comparaciones entre el Urbano y el cholito que viene de la Sierra. Y posteriormente aparecieron propuestas cinematográficas como “Gregorio”, “Anda, corre y vuela”, “Juliana” que recogen junto a otras producciones este sentir de emigrantes a la capital.
Pero en la historia del cine del Perú, también influye mucho la horrorosa temporada de terrorismo en el País, Todo ese estado de caos dejó grandes heridas en el alma de millones de peruanos. Años después muchos de estos casos fueron llevados a la pantalla grande como es el caso de “PALOMA DE PAPEL”, “EN LA BOCA DEL LOBO” y otros films.
Claudia Llosa, ahora un monumento del cine peruano, es una cineasta nacida en Lima en el 76, sobrina del conocido escritor Mario Vargas Llosa y del también director de cine Luis Llosa. Se dio a conocer entre el público internacional por dirigir la coproducción hispano-peruana “MADEINUSA”, que fue rodada en los andes peruanos, film premiado por el guión en el 2003.
Licenciada en Dirección de Cine en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, en 1998 continuó sus estudios en la Universidad de Nueva York y en Sundance. Su segunda película, “LA TETA ASUSTADA”, se estrenó en la edición 2009 del Festival Internacional de Cine de Berlín, donde obtuvo el Premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) y luego el Oso de oro, el cual es el máximo galardón otorgado por la Berlinale. Esto basta para darnos cuento de las posibilidades que ha sabido aprovechar muy bien la cineasta.
He leído comentarios de muchos otros críticos de cine que se alarman de la marca diferencia entre los personajes de la película “LA TETA ASUSTADA”. Es probable que Llosa marque mucho este aspecto porque es su punto de vista el que nos dibuja todo este mundo que protagoniza la actriz Magaly Solier. Ese entorno criollesco, pintoresco y pacharaco que también viene acompañado de espacios tiernos y costumbristas propios de los emigrantes andinos que aún conservan sus pensamientos y cosmovisión y que de alguna manera se hay ido juntando con la vida pituca de la Lima actual. “LA TETA ASUSTADA”, es un tema primigenio, unido un poco con la ficción, pero que recoge una realidad que muchas veces evitamos mostrar para creer que estamos más desarrollados que los demás. Viendo la historia desde el punto de vista comercial. Llosa ha unido el criollismo de los pobladores venidos de la sierra a la capital y con los estragos causados por el terrorismo en sus épocas de apogeo. Llosa no ha hecho más que concatenar realidades y llevarlas a la pantalla. Porque esto es lo que quiere ver el pueblo además. Quiere sentirse reconocido y aceptado con su poncho y alforja y no ser discriminado como lo ha sido siempre, y bien lo decían los compositores da la música criolla. “Cholo soy y no me compadezcas”.
Hay un aspecto que probablemente mucha gente no se haya acercado a explorar y es el darle el sentido al porque Fausta (Magaly Solier) tuvo que meterse una papa a la vagina. El limeñito que se cree sabido probablemente considere que esto sólo se deba a la ignorancia de los serranitos que pueblan la capital. Pero no es así. El campesino vive sumido en un mundo aliado a la naturaleza y su cultura hace uso de los recursos naturales para protegerse. Muchos de nosotros no sabemos y algunos incluso grandes científicos, no queremos creer que “el mal de espanto” o “el mal de ojo existe”, o que las limpiezas con huevo o con velas y alumbre no simples ritos chamanísticos y nada más. Todo esto, es la cultura criolla, la cultura del peruano de media para abajo. Esta es nuestra cultura. Por eso Llosa dibuja muy bien los cambios que han sufrido algunos ritos como lo son el matrimonio que en la sierra se celebra con huayno, chicha y guitarra; pero que en la ciudad se baila con “El Danubio azul” y otros valses ajenos a nuestra cultura.
De pronto también se me ocurre, que Fausta aparte de haber recibido el miedo de forma natural desde el ceno de su madre, ha ido alimentando sus temores por la falta de apoyo del entorno. Es un entorno que obedece a su miedo sin ofrecerle alguna salida. Sin embargo, la madre de Fausta muere y es agradable como se dibuja la tradición del embalsamiento con aceites que es propio de nuestra Sierra, incluso la intención de que Fausta llevara el cadáver a enterrarlo en su tierra de origen. Todo eso es un pensamiento propio de la cultura de la sierra sureña.
La escenas no hacen más que mostrar el miedo que tiene atrapada a Fausta, por ejemplo cuando la patrona de la casona donde ella trabaja le pide que cante y ella no siente confianza en sí misma para poder hacerlo. El temor a los hombres. Y esa forma muy animal que tiene el paisano de la sierra para conquistar a su cholita. La cineasta ha sabido incluir el folclor, tanto musical como el folclor cultural de estos grupos social marginales que han significado la apertura en el desarrollo de nuestro país. No olvidemos los orígenes de los principales empresarios actuales que lideran la economía peruana.
Si comparo esta producción con las porquerías como “MAÑANA TE CUENTO”, “UNA NOCHE SIN SEXO”, que no tienen razón de existir. Pues creo verdaderamente que este es un excelente precedente y punto de partida para aperturar un cine mas inclusivo, donde participen todas las diversas identidades de las regiones de nuestro país, tenemos mucho que explotar en este país tan rico. El cine podría significar una gran salida a la pobreza como lo hizo la India.
O será que todos los peruanos estamos enfermos de “LA TETA ASUSTADA”, que nadie quiere decidir su camino y florecer en este nuevo mundo, porque ya cambió el panorama para todos los peruanos, con la globalización y los nuevos sistemas de información inmediata. Ojalá nos curemos de estos miedos que nos agobian.
Grande es el Peru…
Por: Joseph Sánhez Horna
Disfruta de una entrevista a Claudia Llosa AQUI:
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