Este martes 4 DE NOVIEMBRE, es un día hitórico. Recién, después de siglos enteros de racismo e intransigencia de gobiernos imperialistas, se asoma una luz, una esperanza de replantear el cambio, un cambio solidario, donde participe un pueblo unificado e identificado con su sociedad y desarrollo. Un hombre que probablemente y dentro de su modestia nunca imaginó estar al frente de toda una gran revolución, de una propuesta de cambio que significaría disolver y eliminar las barreras raciales que separan al pueblo y que significan retroceso, sufrimiento y una inclinación lastimosa a la pobreza.
El triunfo del candidato demócrata Barack Obama marca un hito en la historia de Estados Unidos y el mundo. Esta victoria es una apertura a múltiples posibilidades de acercamientos de naciones marginadas o separadas por políticas de estado impositivas que aplicaron los anteriores gobiernos. Es una oportunidad de asegurar una victoria para la paz de todo un planeta, un paso firme hacia el consenso y el crecimiento moral del mundo.
Muchos medios han esparcido miles de frases sensacionalistas al respecto. Desde aquí quiero rescatar del discurso de Obama unos valores que podría simbolizar su gobierno. “Humildad, responsabilidad y trabajo”. Este nuevo presidente no es ufano y jactancioso como muchos de los politiqueros peruanos:
“Esta victoria en sí misma no es el cambio que buscamos. Es sólo la oportunidad para que hagamos ese cambio. Y eso no puede suceder si volvemos a como era antes. No puede suceder sin vosotros, sin un nuevo espíritu de sacrificio.Así que hagamos un llamamiento a un nuevo espíritu del patriotismo, de responsabilidad, en que cada uno echa una mano y trabaja más y se preocupa no sólo de nosotros mismos sino el uno del otro”
Esperemos que este cambio se forje con esfuerzo no solo de una nación que es los Estados Unidos, sino de todos los pueblos del mundo. Nos esforcemos en ser constructores de un paraíso aquí en nuestra tierra.
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