Y estabamos ambos en el puerto de la espera, acobardados por zarpar a emprender el viaje o quedarse en el muelle blandiendo el pañuelo en señal de despedida, alejandonos del destino. Más que un barco, eramos nosotros los viajeros, los que emprendíamos este sendero desconocido. Entre la humareda del barco que sopla y suena y las aguas que empiezan a alborotarse. Yo guardo la calma, soy paciente contigo. El barco empieza alejarse unos cuantos centimetros y siento llevarse mi congoja y lamentos. Me despido, alborotado por la impaciencia, sólo me muerdo los labios mientras pienso en toda esta avalancha que se aleja. Esucho aquella canción que palpita a mi ritmo con un more than words que agujerea mi entusiasmo y pienso, en calma, pienso en todo. "¿Por que no subiste al barco desde el princio?", por que tengo que mirarte desde el horizonte mientras el barco mismo te abandona. El barco se aleja, pero yo estoy dentro de él me alejo también, pero, no es que me vaya hasta otro puert...