Me encuentro dispuesto en un espacio sellado, como en un frasco grande, como una damajuana macerando a un hombre ya fermentado. Pero no se trata de una queja, o mucho menos puede tratarse de algún pleito. Se trata de un estado, de una sensación, tal vez de la sensación más relevante para un ser que cree que el hombre es una planta y que la planta es un hombre. Tal vez muchos se pregunten cuál es la relación entre el hombre, la planta, la fermentación, el envase e incluso el hombre y la planta. Hace poco estuve pensando en preparar macerados; no es que tenga actualmente mucha afición por los licores; recibí la influencia en un viaje laborar en la selva noreste del Perú, donde pude recibir diversas recetas: para el amor, la infección respiratoria, la circulación, la fiebre, etc. En su mayoría tenían como ingrediente, café y alcohol. Cabe considerar que históricamente los macerados fueron en sus inicios compuestos por hierbas medicinales. Probé algunos y pude comprobar la eficac...