Aprendí, que los espacios para crecer los son todos, los buenos y los malos. Comprendo por fin aquella tertulia con el tuno “Esquizoide” y el tuno “Dengue” en aquella plazuelita donde la noche vibraba al son de la guitarra, el borboneo de la bandurria y las voces aguardientosas sucumbiendo a la armonía del romanticismo; en aquella ocasión, ambos se mostraron de acuerdo en decir que: en nuestra vida nosotros debemos ser como esponjas, - sí, como esponjas; resaltaban con un tono estoico y preciso; porque las esponjas absorben lo bueno y también lo malo; pero depende de uno el clasificar que escurrir para nuestra vida. Luego, un hombre sabio resolvió una de las preguntas más complicadas de mi vida y postuló una frase bastante precisa para favorecer mi desarrollo espiritual, emocional e incluso el actitudinal: “Quien no es justo en lo pequeño, no es justo en lo grande”; así decía ese sabio pintor con su inconfundible tono de sapiencia y espiritualidad. No podía dejar de solucionar ...