Hace algún tiempo, empecé a dejarme crecer el pelo. Mientras iba creciendo, recibía tildes distintas y al principio como aún usaba lentes recibía seudónimos como “Lenon desnutrido”; claras mofas de un burlón poco creativo. Sin embargo esto no amilanaba en lo absoluto mi interés de convertirme en un pelucón. Y así fue, me dejé tanto el pelo que empecé a usar colets y binchas para sujetármelo. Como joven dedicado a las artes, empezó a revivir en mí ese entusiasmo por el teatro. Por otro lado me operé para dejar de usar lentes. Y los chaplines empezaron a cambiar, empezaban a llamarme “Mesías”, “El redentor”, otros ya desbordados de imaginación, probablemente de excesivo intelecto chacotero, me bautizaban de “Yumpai”, “Tinkari”, etc. Pero por el hecho que me llamaban mesías empezaba a despertar en mi una ilusión por representar a Jesús en estas semanas santa que se aproximaba. Pero como todo buen hijo del padre (nuestro creador), a quien nuestro hacedor no le niega nada me encontré con un...